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Francia

La guerra termina y Cristino cruza la frontera. Una vez en Francia pasa a formar parte del campo de concentración de Argeles-sur-Mer durante once meses, saliendo a trabajar con otros mineros asturianos y vascos a las minas de carbón en el departamento de Gard, formando parte rápidamente de la dirección del PCE clandestino en la Grand Combe.

Tenían contactos inorgánicos entre camaradas conocidos y unos a través de otros, al principio alrededor de una docena, van viendo que son bastantes más, aunque diseminados en las minas de los pueblos colindantes. Tienen la posibilidad de entrar en contacto con la Comisión de Trabajo del PCE, por entonces órgano de dirección del Partido en Francia y se organizan rápidamente.

Constituyen el primer Comité del Partido en la Grand Combe, cuya urgente misión era contactar con la dirección. El Comité se componía de cinco miembros: Varas, su compañera, Blasco, Cristino y Pedro Vicente. Las primeras tareas son contactar con la Comisión de Trabajo y extender la organización a los pueblos limítrofes de la Grand-Combe: Le Martinet, Le Pontil, Saint Jean de Valeriscle, Besseges, Mollet de Deze, Chamborrigauud, y algunos más.

El trabajo de organización exigía realizar desplazamientos con cierta frecuencia y permanecer varios días en cada lugar, para conocer a los camaradas, y constituir después los comités. Tenían que ingeniárselas para tratar de justificar las ausencias obligadas al trabajo, y la mejor manera de hacerlo era la de simular accidentes de trabajo.

   
 
Diploma concedido por el comité militar nacional de los franco-tiradores y partisanos franceses

 

Pedro Vicente cuenta en su libro “ Por qué luchamos” una anécdota acaecida por aquel entonces:

Durante el tiempo que tuvimos que buscar alimentos para alimentarnos y no quedarnos poco a poco en la cuneta, dos camaradas, Cristino García y Marín, quienes durante el intervalo de sus “accidentes” de la mina, puesto que también se “accidentaban”, subían a la montaña a comprar castañas pilongas a los campesinos y, cuando podían, compraban también algún que otro corderito.

Un día, les pasó un caso muy curioso a los dos, cuando regresaban de la montaña cargados al entrar en la Grand-Combe. Bajaban por una cuesta muy pronunciada que desembocaba en una plazoleta. Aquel día estaban dos gendarmes montando guardia apostados en las esquinas. Antonio y yo estábamos esperándoles, para comprarles un poco de carne y unos quilos de castañas pilongas que, con leche, nos sabían deliciosas. Al verles aparecer en lo alto de la cuesta, con la carga encima de los hombros, no pudimos avisarles del peligro que corrían.

Cristino traía un saco de castañas y Marín un cordero. Los gendarmes, pistola en mano, en medio de la calle, les dieron el alto; todo fue inútil, los dos ciclistas en lugar de pararse arremetieron contra la autoridad, a la vez que lanzaban la carga por encima de sus cabezas: Cristino, el saco castañas, y Marín, el cordero, sentando a los gendarmes de culo, en mitad de la calle, y haciendo caso omiso de los gritos de alto, alto, alto de los contrariaros agentes, sin parar de pedalear, desaparecieron, se esfumaron: Marín, se marchó a vivir a Toulouse, y Cristino desapareció de la circulación durante algún tiempo.”

El comisario Juan Ríos llega a la Grand-Combe con la misión de crear los primeros grupos guerrilleros en la cuenca minera de las Cevennes. Su intención en principio es la de entrevistarse con José Álvarez, oficial del XIV Cuerpo durante la guerra de España, pero éste no acepta; entonces Ríos habla con Cristino, al que también conocía por haber sido oficial del XIV Cuerpo, le propone encargarse de dicha tarea y éste acepta enseguida.

 

   
 

A últimos de 1942 y comienzos de 1943, empiezan a formarse los primeros grupos guerrilleros que poco después constituirían la 21ª Brigada, perteneciente al XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles, mandada por Cristino.

El XIV Cuerpo de Ejército de los Guerrilleros Españoles —homenaje al cuerpo de ejército que había actuado durante la guerra civil— estaba integrado en los Franc-Tireurs et Partisans (FTP), fundados en marzo de 1942 por el Parti Comunista Français (PCF) y formados a su vez por miembros de dos organizaciones bajo control comunista, la Organisation Spéciale (OS), que databa de 1940, y la Main d´Oeuvre Immigrée (MOI). Estaba formado por siete divisiones y 31 batallones, que ocupaban otras tantas regiones y departamentos en el mediodía. Jesús Ríos García es nombrado primer jefe del XIV Cuerpo y, al ser detenido en 1943, lo sustituye Saturnino Gómez “Margallo”. En mayo de 1944 el XIV Cuerpo, ante el crecimiento exponencial del número de miembros, se convierte en la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE). La Agrupación de Guerrilleros, aunque dependía teóricamente de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI-MOI), constituidas en diciembre de 1943, disponía de una total autonomía y sus vínculos se reducían a la ayuda mutua.

Con la incorporación de nuevos combatientes voluntarios a la lucha guerrillera, se van creando nuevos grupos y facilitando al mismo tiempo el fortalecimiento, desarrollo y extensión del movimiento guerrillero y la constitución de la 3ª División, bajo el mando del comandante Cristino García.

Por lo tanto, Cristino manda la 21ª Brigada, que actúa en la región de Gard, desde marzo de 1943 hasta enero de 1944, y la 3ª División, que actúa en las regiones de Gard, Ardèche y Lozère, desde enero hasta agosto de 1944. La 3ª división estaba formada por las brigadas 15ª, 19ª y 21ª.

Hasta principios de 1944, las acciones guerrilleras en los tres departamentos: Gard-Lozere-Ardeche, en general, estaban orientadas a realizar actos de sabotaje en las instalaciones mineras, en las líneas de conducción eléctrica, en centrales y transformadores, vías de ferrocarril, recuperación de gasolina y alguna que otra cosa más. Algunas de estas acciones más destacadas serían: la explosión, de minas en Roche-Belle, en Saint Privat y en la Grand Combe, la destrucción de un tren de laminado en la fábrica de Bessegès y el destrozo de la central térmica y transformadores en Trescol.

La importancia de tales acciones, además de los daños materiales que producían, testimoniaba frente a los ocupantes alemanes y el pueblo francés la permanente presencia activa de las fuerzas de la resistencia, frenaba la producción y mantenía en jaque a las fuerzas del ejército alemán y los colaboradores y chivatos franceses y extranjeros de las fuerzas de ocupación.

Los guerrilleros españoles se valían de mil artimañas para ausentarse de sus respectivos puestos de trabajo y poder dar los golpes de mano o realizar voladuras. Las más corrientes eran las bajas por enfermedad (gracias a la complicidad de médicos franceses pertenecientes a la Resistencia) y la sustitución en el trabajo por compatriotas amigos. Esto último daría lugar, a veces, a encrespados altercados con los capataces del país, a los que se tenía que meter en vereda seriamente (bastó con que se dieran unas buenas palizas a tiempo), para que hicieran la vista gorda ante las idas y venidas de los españoles. Otras veces se autolesionaban y después cultivaban las heridas cuidadosamente mediante la introducción en las mismas de judías, garbanzos, lentejas, hojas de col y algunas otras especies de hierbas silvestres, para conservarlas frescas.

A partir de primeros de 1944 es cuando empiezan las acciones guerrilleras, algunas de las más importantes realizadas por las brigadas mandadas por Cristino son:

•  El 4 de febrero de 1944, Cristino, Pedro Vicente y sus guerrilleros liberan una veintena de detenidos políticos de la cárcel de Nimes.

•  En los primeros días de junio de 1944, hombres de la 15 brigada están en el combate de la Rivière.

•  El 4 de julio, la 21 brigada ocupa la Grand Combe con los FTP y los CFL.

•  El 13 de julio, una caravana de tropas alemanas integrada por medio centenar de camiones que marchaba entre Priveas y Aulenas es emboscada por un grupo de 19 guerrilleros españoles al mando de Cristino en las cercanías del Col-de-Eterine. La carretera había sido minada en tres puntos que, al explotar simultáneamente, inmovilizan la vanguardia, centro y retaguardia de la columna alemana. Tras descargar sus armas sobre los restos de la caravana, todo el grupo guerrillero se retira sin una sola baja, habiendo infligido por el contrario no menos de 70 muertos.

•  El 3 de agosto, la 15 brigada combate en el Mollet de Dèze y el 4 de agosto participa en la liberación de Mende y Langogue.

•  Del 21 al 27 de agosto, la 21 brigada está presente en numerosos combates para la liberación de Alès. La batalla más célebre tiene lugar el 25 de agosto en La Madeleine.

Después de esta memorable batalla las tres brigadas que componían la División mandada por Cristino García, la 15ª, la 19ª y la 21ª, se concentran en los alrededores de Prades, cerca de la frontera española. Allí están varias semanas en las que, aprovechando las tardes libres, organizan baile con un tocadiscos. En esos bailes Cristino, que cuando bailaba parecía un robot automático (según Pedro Vicente), conoce a Mimy Romaguera, hija de un compatriota de la emigración económica, con la que se casa meses más tarde.

En septiembre de 1944, los españoles de la AGE, entre ellos Cristino con sus guerrilleros, desfilan orgullosos con la bandera de la II República por los campos Elíseos. El desfile es en realidad un funeral adelantado: la disolución de las FFI, de la AGE y de cualquier otra milicia irregular, en cumplimiento del decreto presidencial del 28 de octubre próximo.

Tras este desfile Cristino se desplaza hasta Perpignan para descansar unos días. Desde allí va a Toulouse donde estaban los principales dirigentes comunistas del PCE en Francia, ya con la idea de la operación Reconquista de España, en la que no participa por estar recuperándose de su operación en la pierna derecha, pero sí ayuda a introducir diversos grupos de guerrilleros para realizar actos de sabotaje en Cataluña en combinación con las fuerzas que atacaban el valle de Arán.

En noviembre de 1944 Carrillo, la Pasionaria y Líster imparten un cursillo de instrucción política en la “Escuela de Terrorismo de Toulouse” (una casa de campo de Tornefolles, cercana a Toulouse) a Victorio Vicuña, Cristino García, Alberto Medrano, José Antonio Llerandi, José Vitini, hasta doce jefes guerrilleros. Muchos de ellos morirían en España antes de dos años. Su objetivo era dar sentido operativo y político a los campamentos, bases y puntos de apoyo de la guerrilla, tanto de huidos que resistían en muchos lugares de la geografía hispana desde la Guerra Civil como a los constituidos con exiliados procedentes de Francia.

Cuando, en abril de 1945, se disponía a regresar por los Pirineos Manuel Álvarez,”Manolín”, compañero suyo en las minas de Alès, le regala un revólver 6,35 mm. con culata de nácar y Cristino deja su pesada 9 mm parabellum

En el Gard, en la Lozère, en el Ardeche, hoy es frecuente que un campesino señale con orgullo un pajar, una cabaña, un establo: “Ahí pasó una noche Cristinó”. Cristinó fue y es todavía Cristino el español, el asturiano Cristino García.

Las hazañas de Cristino en aquellas tierras parecían revivir las del famosísimo Jean Chevalier, quizá el mejor guerrillero de la Historia de Francia, a principios del siglo XVIII y en los mismos pajares.

 

 

   
 

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